Hola a todos:
Una vez más llegamos a un fin de semana, otro sábado para descansar un poco o relajarse, hay algunos que todavía trabajan este día pero en una jornada más corta o con una rutina más relajada, el sábado es mi día favorito.
Y este sábado, no es un sábado común. Este post que están leyendo, es el número 52, así que si las matemáticas y los calendarios gregorianos y anexos no me fallan, significa que este blog está cumpliendo un año. Muchas gracias a todos los que le dedican algunos minutos de su día para leerlo, para retroalimentarme, para reír, para llorar y sobre todo me permiten semana a semana regresar con una idea relacionada a una de mis cosas favoritas, hablar de deportes.
Ahora bien, en alguna ocasión les platiqué que los sábados de mi infancia fueron peculiares, porque estaban rodeados de Fútbol, y les dije que ese tema en específico necesitaba un post por si solo, así que para conmemorar este año de anécdotas, opiniones y locuras del deporte, decidí hablar de esos días.
Según mi memoria, de niño, los sábados tenían una rutina inamovible para mí. Solía despertar y ver caricaturas, ver Nintendomania en el canal 13 y desayunar con mis papás y mis hermanos. Pero a eso de la 1pm, ya tenía que estar listo para emprender la jornada "futbolera", así que me ponía mi uniforme de fútbol (la playera en turno o la gloriosa casaca de las Águilas) y mis zapatitos de fútbol. Pero yo no sería quien disputaría algún encuentro, simplemente me gustaba vestirme así para ir a ver jugar a mi papá en su equipo de "veteranos".
Veteranos CM, con su tradicional uniforme azul rey y short blanco
El equipo de veteranos de mi papá empezó siendo un equipo llamado Veteranos CM, estas últimas siglas por que jugaban en uno de los campos que pertenecía a una de las empresas del grupo en el cual mi papá trabajó por más de 38 años: "Conjunto Manufacturero". Dicho campo se encontraba en la Quebrada, que es la zona final de la Av. López Portillo, donde se conecta con la salida hacia Perinorte. El campo era empastado, tenía buenas medidas (casi oficiales) y solía ser muy cómodo para jugar. Lo que empezó como un pretexto entre combinar la afición del fútbol y convivir con empleados y obreros de las plantas, se volvió una pasión para mi papá y es por esto que este ritual de cada sábado solía ser algo muy especial.
Si no había azul, siempre eran rayas azules, aunque se llegó a jugar con uniformes verdes, rojos y amarillos.
Había ocasiones en que las jornadas eran dobles, es decir, íbamos al juego desde temprano porque hacían unos torneos "inter-empresas" por la mañana y en la tarde el juego del equipo de mi papá. Así que yo crecí conociendo equipos "del llano" en la famosa Liga Águilas Juárez de Azcapotzalco" con sede en Av. Granjas. Los veteranos del Atlante tenían un equipo ahí, también estaba el Guadalajara que era un equipo de Azcapotzalco difícil de enfrentar, y recuerdo uno muy peculiar el famoso Picamosco de Azcapotzalco, que tenía como uniforme unas playeras rosas con un divertido logo de un mosquito.
Mi papá, mis hermanos y mi primo Leonel reforzando al equipo de Walval (Corporativo) en el torneo Inter-empresas
Mis hermanos y yo fuimos testigos de tantas cosas en esos juegos de sábado por la tarde. El riguroso horario de las 3pm, el llegar temprano para poner la "cal" al campo o en su defecto pasar primero a comprarla a un depósito de materiales para hacerlo. Y también dentro de mis rituales para preparar la jornada futbolística estaba revisar que los balones tuvieran aire y cargar las cosas al coche. Llevábamos tantas cosas que a veces apenas y entraban en la cajuela. Dentro de todas esas cosas se encontraban sillas para sentarnos y estar un poco más cómodos y algo que no podía faltar, la famosa hielera y los "refrescos". Los "refrescos" como decía llamarle mi papá a toda esa "utileria" necesaria para la hidratación de los jugadores consistía en 3 o 4 Coca-Colas de 2 Litros, 1 o 2 Litros de Squirt y botellitas de Solera de Bacardí y Tequila para mezclar.
Después del juego, la hidratación y convivencia
Normalmente los juegos solían ser en los campos que el equipo de Veteranos tenía disponible, debido a que los mismos equipos de la Liga preferían jugar ahí porque solían tener pasto, así podían evitar la famosa renta de campo y también la tierra y los vidrios. El equipo de Veteranos tuvo tres sedes principales, siendo Conjunto Manufacturero la más recordada, pero también jugaba en el campo de FORCE, otra de las empresas del grupo Lanzagorta que se encontraba en Tultitlán. Ahí al compás de un martillo de forja, podías apreciar el juego y después de que terminaba el último turno de la planta, tu oído y corazón podían descansar del ruido. La tercer sede que tuvieron fue el campo de EMCA, que era un pequeñísimo campo que estaba en otra de las empresas del grupo al inicio de la carretera a Lago de Guadalupe. Años después, cuando estaba en mi etapa de estudiante en el Tec, pasaba todos los días por ahí y recordaba los tiempos en que también se jugaba ahí.
Una foto en el campo de EMCA
El equipo de Veteranos tuvo buenas temporadas, en algunas quedó campeón y en otras no le fue tan bien, pero el resultado era lo de menos, el chiste era disfrutar, distraerse un rato y convivir.
Yo crecí platicando de Fútbol y pateando un balón con señores que veía todos los Sábados, muchos de ellos se mantuvieron hasta que desapareció el equipo. Algunos de ellos ya no están con nosotros, así que espero que estas líneas puedan honrar su memoria.
No todo fue alegría en esos campos, tuvimos algunos sustos dentro de esas jornadas futboleras. Recuerdo muy bien aquél día en que mi papá llegó al campo sintiéndose mal (un campo en Cuautitlán) y como el equipo no se completaba, tuvo que entrar al campo, y a los pocos minutos ya le estaba dando un infarto. Por la urgencia y por consejo de los jugadores del equipo contrario, llegamos a una pequeña clínica llamada "Cruz Ambar" en la cual pudieron estabilizar a mi papá, aunque prácticamente mi hermano César y mi mamá tuvieron que salir a buscar todas las cosas que necesitaban porque el pequeño hospital no tenía nada. Al final mi papá se pudo recuperar y guardó reposo durante 1 o 2 meses antes de volver a tocar el campo, eso sí, todos los demás sábados seguimos acudiendo a ver los juegos.
Otra ocasión, estaba jugando con mis hermanos antes de que comenzara el partido, es decir, 14:30pm, y estoy colocando el horario por lo que les platicaré. Debido a que siempre desde niño fuí un niño "rollizo" por no decir "gordo", mis hermanos trataban de hacerme correr para que pudiera bajar mi "panza y lonjas", así que el juego consistía en patear el balón lo más lejos posible y que yo fuera por él corriendo y se los enviara de nuevo. Así llevábamos varios minutos y yo ya estaba cansado y enojado por el ejercicio que estaba haciendo, así que en una de las "repeticiones", tratando de evitar que el balón se fuera tan lejos, le metí el brazo cual portero y el tiro de mi hermano César fue directo a mi muñeca y sentí un gran dolor que me tumbó al piso, 14:50pm. Mis hermanos me recogieron, me llevaron con mi mamá y se quejaron de que ya no quería jugar y que no quería hacer ejercicio. Así con el dolor muy fuerte soporté toda la jornada que solía terminar hasta las 6 o 7 de la noche. En casa mi brazo ya estaba muy inflamado, nadie me creía que me doliera tanto, y como pude dormí esa noche. Recuerdo que en la madrugada desperté a mi mamá porque el dolor era fuerte, y se decidió que temprano iríamos a Traumatología para que me sacaran unas placas. Así que temprano 7:00am del domingo fuimos a Magdalena de las Salinas, y las placas revelaron que tenía fractura de Radio y desviación de la muñeca. Al final salí con un yeso que me quitaron 5 semanas después. Moraleja, si les duele, si vayan al doctor o pidan que los lleven... Ahora lo recuerdo con una sonrisa en mi cara :)
El último susto y algo que ya marcó un poco el final de una época en los sábados "futboleros" fue la lesión que sufrió mi papá en la cadera. Al buscar un remate, chocó con un adversario y cayó con la cadera. Tuvo fractura y la cabeza de su femur se separó. De ahí fueron muchos meses de rehabilitación y a pesar de que después regresamos a apoyar al equipo, ya no fue lo mismo.
Presumiendo las playeras de Campeón en 1996
Pero a pesar de esos episodios, mi infancia fue muy feliz en aquellos sábados de Fútbol. Aprendí mucho no solo del deporte, si no también de la vida. Aprendí que con algo tan sencillo como reunir a 14 personas o más a convivir, apoyarlos económicamente o por lo menos darles la alegría de distraerse por la tarde del sábado después de jornadas de dobles o triples turnos en sus trabajos, vale mucho la pena. Mi papá siempre fue el principal benefactor de esta causa, patrocinando los equipos con uniformes, arbitrajes y "refrescos", ahora mis hermanos hacen algo similar con el equipo que tienen los sábados por la mañana, aunque acá los "refrescos si son refrescos".
Presumiendo los campeonatos ya siendo Veteranos Walworth
Aprovecho para felicitar al Chavos-Rucos Team (el equipo de mis hermanos) por otro campeonato más logrado el día de hoy. Pero sobre todo felicito a mis hermanos por seguir esa mística que nos ha enseñado mi papá.
¡Felicidades hermanos!
El equipo de Veteranos será siempre parte de mi historia y de mis anécdotas. Mis grandes recuerdos de Sábado. Gracias Papá.
Disfruten su fin y en especial el "sábado"